Para la sección Planetario de Aurea escribí sobre la hipótesis del biólogo E. O. Wilson, sobre la posibilidad de una tendencia innata a afiliarnos a lo vivo. ¿Estamos genéticamente programados para amar a los demás seres vivos? ¿de dónde nace el desamor o rechazo a la naturaleza que siente una gran parte de la sociedad? Y, más importante, ¿cómo desarticulamos esa desconexión para construir una sociedad sustentable a través del amor por la Tierra?
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